DEFINICIÓN
Aprendizaje autónomo quiere decir aprendizaje realizado con una
motivación, unos contenidos, unas técnicas y una evaluación que
proceden de la propia persona que aprende y son realizados por
ella.
Es lo contrario del aprendizaje supervisado, en el
que los objetivos, los contenidos, las técnicas de aprendizaje y
la evaluación son realizadas por personas externas -profesores
o instructores.
Cada tipo de aprendizaje tiene sus
ventajas e inconvenientes. El aprendizaje autónomo está más
cercano a las necesidades y objetivos del estudiante; mientras que
el aprendizaje supervisado es, por lo general, "más
objetivo", puesto que los objetivos, contenidos, métodos de
enseñanza y técnicas de evaluación están más socializados y
sometidos a un cierto consenso general.
Sin embargo,
conforme la persona alcanza la formación general y la
cualificación técnica para su desempeño como ciudadano y
profesional es cada más necesario que desarrolle la capacidad de
aprendizaje autónomo, porque cada vez sus necesidades de
conocimientos son menos resueltas por conocimientos ya existentes
y requieren más de la observación, la investigación y la
reflexión.
Además, el aprendizaje autónomo es una de las
cualidades del liderazgo. Cuando una persona ha alcanzado la
maestría en su especialidad, en él y en sus iguales recae la
responsabilidad de hacer avanzar su disciplina a través de la
observación, la investigación, el desarrollo y la innovación por
su cuenta y siempre en discusión con sus colegas.
Por otra
parte, la autonomía en el aprendizaje proporciona libertad y
capacidad crítica, y es, ciertamente, uno de los instrumentos para
ganar autonomía y libertad de criterio y de acción como personas,
ciudadanos y profesionales.
Sin embargo, el aprendizaje autónomo no es sinónimo de
solitario. Antes al contrario, complementa la observación y la
reflexión sobre la propia experiencia con la lectura de
trabajos de otras personas, conversaciones, trabajo en grupo,
cursos formales e informales. El estudiante "autónomo"
selecciona las mejores estrategias -las más eficaces y
eficientes- para alcanzar sus objetivos de
aprendizaje.
PROACTIVIDAD
Ser proactivo significa tomar la iniciativa en la resolución de
problemas, incluso antes de que se hayan planteado.
En
primer lugar, supone plantearse qué puedo hacer respecto a un
problema, en vez de limitarme a constatar que el problema existe
y, quizá, a responsabilizar a otros, quejarme, tomar una postura
de víctima, de "yo no puedo hacer nada", de "Si
fuera." o "Si tuviera.", o de "¡Que le vamos a
hacer si soy así!".
Supone ser responsable e intentar
serlo de manera eficaz y eficiente.
Sin embargo, la
proactividad es un paso más tras la reacción responsable. En el
fondo, supone asumir una actitud de buscar continuamente la mejora
de las cosas antes de que los problemas sucedan. De explorar el
ambiente en busca de los problemas y las oportunidades, y de
actuar respecto a esta visión.
La proactividad -la
alerta activa- es uno de los requisitos del aprendizaje
autónomo. En definitiva, proactividad significa:
- Estar alerta
- Responsabilizarse
- Tomar la iniciativa
- Actuar
FIJAR METAS
Fijar las metas es el primer paso para dirigir nuestra vida y
nuestro aprendizaje. Algunas de esas metas pueden venir de otras
personas, pero siempre deben ser interiorizadas y asumidas de
verdad para que surtan su efecto director sobre nuestra
conducta.
Las metas se organizan a lo largo del tiempo y en
los distintos órdenes de nuestra vida. Esas metas convenientemente
generalizadas, proyectadas en el largo plazo y sistematizadas
pueden resumirse en unos breves párrafos que configurarán nuestro
enunciado de misión.
Establecer metas requiere documentarse
e informarse, pero, sobre todo, requiere usar de la imaginación
para alcanzar una imagen clara de lo que deseamos conseguir y cómo
nos vemos en el futuro. Este concepto aplicado al mundo de los
negocios es lo que los consultores de empresas denominan
"visión".
Solo cuando se han establecido
claramente las metas -los parámetros de la eficacia-
tiene sentido abordar el problema de cómo conseguirlas de manera
eficiente. Primero, hay que abordar los objetivos; después las
tareas.
ORGANIZACIÓN DEL TIEMPO
Administrar nuestro tiempo es cuidar de nuestro principal
recurso. Organizar el tiempo supone asignarlo adecuadamente a las
distintas tareas que hemos determinado y a los diferentes roles en
los que nos desempeñamos.
El principal instrumento de
planificación del tiempo es la denominada matriz de administración
del tiempo (Covey).
|
URGENTE |
NO URGENTE |
IMPORTANTE |
actividades |
resultados |
actividades |
resultados |
Crisis
Problemas
apremiantes
Proyectos cuyas
fechas vencen |
Estrés
agotamiento
Administración de
crisis
Siempre apagando
incendios |
Prevención,
actividades de potenciación de nuestra capacidad
Reconocer nuevas
oportunidades
Planificación,
recreación |
Visión,
perspectiva
Equilibro
Disciplina
Control
Pocas
crisis |
NO IMPORTANTE |
Interrupciones,
algunas llamadas
Correo, algunos
informes
Algunas
reuniones
Cuestiones
inmediatas, acuciantes
Actividades
populares |
Concentración en
los plazos cortos
Administración de
crisis
Carácter de
camaleón, atento a la reputación
Considera que las
metas y planeas no valen la pena
Se siente
impotente, excluido del control
Relaciones
frágiles o rotas |
Trivialidades,
ajetreo inútil
Algunas cartas,
llamadas telefónicas y correos electrónicos
Pérdidas de
tiempo
Actividades
agradables que no aportan nada |
Total
irresponsabilidad
Despido de los
empleos
Dependiendo de
otros o gobernado por apremios
básicos |
El objetivo es ir moviéndose a actividades del segundo
cuadrante (lo importante no urgente), reduciendo las de
los otros cuadrantes.
EFICIENCIA EN EL USO DEL TIEMPO
Una vez que hemos hecho un análisis que nos permite determinar
lo importante, algunos consejos que nos pueden ayudar a alcanzar
una mayor eficiencia en el uso del tiempo son:
- Recuerda siempre: "lo primero es lo primero".
- No descuides lo importante por lo urgente.
- Reserva tiempo para planificar y para anticiparse a los
problemas.
- Aprende a decir no cuando no puedas hacer algo o cuestione
tus valores. Comunica y discute tus motivos.
- No demores las decisiones más allá del punto crítico.
"Piensa despacio y actúa rápido".
- No te permitas dilaciones y demoras, y haz las cosas cuanto
antes. Como dice el refrán: "No dejes para mañana lo que
puedas hacer hoy".
- Escucha atentamente a los demás y cuida la precisión de las
cosas que haces, así no perderás el tiempo teniendo que
repetirlas. Si tienes dudas, pregunta.
- Se puntual y requiere puntualidad. Evita perder tiempo en
quedar con los demás.
- Termina las cosas. No las dejes incompletas pasando de un
asunto a otro sin cesar.
- Apunta todo lo que tengas que hacer en listas o, si tienen
fecha, en el calendario. Provisionalmente utiliza trozos de
papel que deberás poner en un solo sitio y organizar al menos
todas las semanas.
- Revisa tus listas, proyectos y planes con periodicidad. Si
no, no te servirán para nada.
- Reparte el trabajo con otras personas de tu confianza de
manera que cada uno haga aquello en que puede ser más eficaz y
concentra las gestiones del mismo tipo.
- Pon distancia emocional y personal entre las cosas del
trabajo y las de tu vida privada.
- Divide las grandes tareas en partes más pequeñas, incluso
minúsculas, y empieza ya.
- Cuando quedes a trabajar con otras personas, lleva tu parte
preparada. No esperes que las ideas o el trabajo lo pongan los
demás.
- Evita las interrupciones no deseadas y gestiónalas rápida y
educadamente.
- Estudia en qué momentos del día eres más eficaz para
determinados tipos de cuestiones (leer, reunirse o hablar,
escribir, etc.).
- Concentra las tareas del mismo tipo: por ejemplo, todas las
compras en una misma salida, todas las llamadas o cartas, etc.
- Estate al tanto de las tareas que realizas muchas veces
-tareas repetitivas- para ver como puedes hacerlas de
manera más eficiente.
- Archiva bien todos los papeles que vas a necesitar o que
prevés que podrás necesitar en el futuro.
- Ten bien organizados tus objetos personales y documentos,
más cerca de ti cuanto más los utilices.
- Ten siempre despejada tu superficie de trabajo para que nada
te distraiga cuando te concentres en cada asunto. Déjala
perfectamente ordenada al final del día.
- Utiliza la tecnología informática y de telecomunicaciones.
Recuerda en cualquier caso que no es eficiente una alta
actividad a costa de una sensación agobiante de estrés. Aunque un
cierto estrés nos motiva y hasta nos hace sentirnos activos, una
gran cantidad de estrés a lo largo de mucho tiempo dañará nuestra
salud y pondrá en peligro los propios objetivos que pretendemos
alcanzar con nuestra frenética actividad.
|