TOMA DE DECISIONES
DEFINICIÓN
El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define
decisión como: "Determinación, resolución que se toma o se da
en una cosa dudosa". Esto es, se produce una decisión cuando,
ante un problema, cabe diversos cursos de acción, y hay que elegir
uno o un grupo de ellos, abandonando los demás. Por ello, la
decisión es el proceso natural en que las personas ejercemos y
construimos -más o menos, con mejor o peor fortuna-
nuestra libertad.
TIPOS DE DECISIONES
A la hora de tomar una decisión, un paso importante es
determinar que tipo de decisión hemos de tomar:
- Decisión por parámetros: Basta
fijar unos mínimos a cumplir y aceptar la primera solución que
cumpla esos requisitos. Por ejemplo, a la hora de
seleccionar un libro de texto, podemos tener en cuenta
categorías como que haya sido recomendado por el profesor y
cueste menos de 30 euros. Es un sistema adecuado para
problemas que tienen una importancia relativa y no requieren una
discusión compleja y detallada.
- Decisiones políticas: La decisión
se orienta a unos principios o una declaración de objetivos.
Especialmente en circunstancias que implican a otras personas,
es necesario ser consistente y tomar en consideración los
precedentes y normas, y, si no existen o han dejado de ser
adecuadas, derogarlas y crear otras nuevas.
- Decisiones que requieren un
análisis: Es necesario aislar los parámetros
importantes, descartar las soluciones que no resuelven el
problema y seleccionar la opción que cumple todos los requisitos
fundamentales y obtiene una mayor puntuación en conjunto.
- Juicios: Determinar entre varias
opciones posibles cuál es la mejor.
- Síntesis: Cuando no hay ninguna
solución previa, es necesario reunir varios factores para
desarrollar una solución nueva. Requiere creatividad.
LOS DOS HEMISFERIOS DEL CEREBRO
En general se acepta que el pensamiento humano se produce de
dos maneras diferentes: una de ellas es controlada, secuencial,
verbal, basada en el cálculo cuidadoso y el razonamiento lógico;
otra es automática, instantánea, visual y sincrónica, basada en la
intuición. La primera forma de pensar se relaciona con el
hemisferio izquierdo del cerebro y la segunda con el derecho. El
cerebro derecho funciona mal con el estrés, y el cerebro izquierdo
se bloquea con las emociones fuertes.
Independientemente de
cuál sea la fisiología del pensamiento, lo cierto es que cuando
aprendemos algo nuevo lo hacemos recopilando mucha información y
ensayando cuidadosamente paso a paso; más tarde, todos los pasos
se integran en un solo proceso y la respuesta se produce de forma
automática.
Cuando razonamos hay que saber utilizar tanto
la potencia de los esquemas que ya tenemos consolidados -la
intuición- como la capacidad de análisis y síntesis -el
pensamiento lógico-. La intuición nos proporciona rapidez y
perspectiva, y la lógica control y rigor.
NEGOCIACIÓN
DEFINICIÓN Y TIPOS
Negociar es buscar un acuerdo en una cuestión común, en la
que ambas partes comparten unos intereses y disienten en otros.
Negociar pone el énfasis en la satisfacción estricta y puntual
de las necesidades de cada parte y en los aspectos económicos;
acordar -que significa "desde el corazón"- se centra en
consolidar la relación al resolver un problema común.
Negociar puede ser suficiente cuando la interacción
entre las partes solo se va a producir para el negocio en
cuestión. Cuando la negociación se produce en una relación a
largo plazo -aunque sea de tipo económico-, la
satisfacción interior de ambas partes es
fundamental.
Negociar supone superar intereses
divergentes, lo que implica una mayor o menor dosis de
conflicto. Por ello, es necesario controlar el conflicto para
que no se escale y eche a perder las posibilidades de acuerdo,
bloqueando a las partes.
LA INTERDEPENDENCIA: UNA CUESTIÓN PREVIA
Negociar es necesario porque para casi todas las actividades
tenemos que ponernos de acuerdo con otras personas. Incluso para
estar solos, tenemos muchas veces que acordar con las personas
que "tienen derecho" a nuestro tiempo que lo tengan en
cuenta y lo acepten.
La postura adulta consiste en
reconocer que;
- dependemos de los demás para muchas cosas y que los demás
dependen también de nosotros para otras.
- que podemos y debemos sacrificarnos para mantener una
posición independiente para poder preservar nuestra integridad
y dignidad.
- que trabajando y conviviendo con otras personas podemos
alcanzar de manera más fácil y provechosa muchos beneficios.
- que colaborar es, en sí misma, una actividad satisfactoria
que proporciona mucha felicidad.
ESTILOS DE NEGOCIAR
El negociador blando busca llegar a un acuerdo y quedar bien,
aunque sus intereses resulten perjudicados. Es fácil que, al
final, acumule resentimiento. Cuando se cede indebidamente se
pierde, se queda insatisfecho, se premia la conducta de la otra
parte y se desprestigia uno delante de los demás, sembrando la
semilla de más problemas en el futuro. Por su parte, el
negociador duro busca conseguir sus objetivos, aunque resulte
desagradable. Al final suele poner en peligro las buenas
relacionales con sus socios, amigos y familiares, especialmente,
si recurre a tretas y trucos sucios. Unos buscan venganza y
otros sencillamente le evitan.
Normalmente las
negociaciones suelen producirse por posiciones. Cada
parte tiene una imagen de cómo quiere salir de la negociación y,
con mayor o menor éxito y mayores o menores ganas, buscar
salirse con la suya. Es fácil que estas negociaciones acaben con
ganadores y perdedores, con las consecuencias que este hecho
acarrea.
La negociación adulta busca toda la objetividad
posible. Como señala Stephen Covey, "hay que procurar
primero comprender y después ser comprendido". Se trata de
establecer bien lo que desea cada parte y construir juntos un
escenario imaginativo que satisfaga al máximo los intereses de
las partes.
Roger Fisher, William Ury y Bruce Patton
sintetizan de esta manera los principios de la negociación
obtenidos en el Proyecto Harvard de Negociación:
- Separe a las personas del problema: evite personalizar.
- Céntrese en los intereses, no en las posiciones.
- Invente opciones en beneficio mutuo, aumentando el número
de opciones disponibles.
- Insista en utilizar criterios objetivos
La negociación de buena fe construye la relación, edifica la
paz individual y social sobre bases sólidas y permite que las
diferentes partes desarrollen sus posibilidades y sus objetivos.
Cuando esto no es posible o las partes no están dispuestas, los
negociadores recurren a tácticas de negociación como el bueno y
el malo, las amenazas, el despiste y la información tendenciosa,
etc. En situaciones como estas el negociador honrado siempre
debe reservarse tres palabras mágicas: "No hay trato".
Para ello, debe plantearse claramente y desarrollar activamente
su "mejor alternativa a la ausencia de acuerdo". Por
ejemplo, si sus compañeros de grupo no desean trabajar a pesar
de que les has insistido sobre ello, procura buscar otro grupo
con el que puedas hacerlo o plantea al profesor seguir solo.
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